!YA SOY FINISHER!

No se si son nervios, miedo….o simplemente ILUSION. Geles, barritas, cámaras, parches… y lo más importante: el dorsal numero 199, “¡yo creo que me dará suerte! ¡Ya esta todo preparado!”

Todavía quedan 15 horas y en el Puerto del Carmen ya se respira la tensión y los nervios en la zona de boxes, a la hora de facturar las bicis y bolsas. Ahí se queda mi “cabra”, acompañada de otras tantas, sin imaginarse lo que le he preparado para mañana.

Preparamos la cena temprano, bien cargadita de carbohidratos, para acumular reservas. Una meadita y a la cama! Es el momento para estar solo conmigo mismo, y recordar el camino que hasta aquí me ha traído... Me duermo con la misma ilusión e incertidumbre con la que me acostaba en una noche de reyes de mi niñez.

Suena el despertador, son las 5 de la mañana, tan solo quedan 2 horas para que comience la cuenta atrás y hacer realidad mi sueño: ser finisher del Ironman de Lanzarote ´09. Un potente desayuno junto con mi compi de fatigas, Ibon y bajamos hacia la salida.

1.300 triatletas preparándonos en la zona de boxes y solo se oye silencio. Un chapuzón 15 minutos antes de la salida y ahora toca buscar un buen sitio entre la multitud. Nos despedimos de nuestra afición que desde casa nos ha seguido. El publico presente empieza a aplaudir, en modo de agradecimiento. “!Qué sensación, que emoción, que impotencia!...!!!Solo quiero llorar!!!”

Suena la bocina que da inicio a la prueba y poco a poco nos zambullimos en el agua. Estoy rodeado de gente que se abre paso brazada a brazada golpeando fuertemente el agua, como si el mar tuviese la culpa de algo. Enfilo el largo paralelo a la playa sin darme cuenta de que ya he pasado la primera boya.

Primera vuelta, 30 minutos clavados, recibo los ánimos de la afición. “!Y que pereza, otra vez al agua! Voy muy bien, si sigo así termino la natación en 1 hora, según lo previsto”. “!Ahora si que da gusto nadar!” ya se ha estirado un poco el grupo y apenas me rodea gente, eso es buena señal.
“!Uff!!! ¡Que ganas de mear! meo ahora o tendré que parar en la bici…!”os imagináis lo que hice no?, no hay tiempo que perder. Ultimo largo y enseguida estoy pedaleando.

¡Ya esta! me pongo en pie y veo un largo pasillo de gente que recorre la playa hasta dejarme en boxes. Entre la multitud, oigo los ánimos de mi gente que se deja la garganta intentando gritar mi nombre mas alto que los demás. Un saludo y me meto en boxes.

Miro el reloj: “!1h clavada Antxon, esto pinta bien!”

La transición muy rápida, me quito el neopreno, cojo la bolsa que me pertenece y en breve estoy con el casco en la cabeza corriendo hacia la bici. ¡En marcha! Un paseíto hacia el aeropuerto, entre la afición que no para de animar, mientras cojo ritmo y enfilo hacia Yaiza.

La primera parte del circuito se me hace muy fácil, todo llano y viento a favor, voy rodando a mas de 40km/h. Pero me tengo que controlar, para no calentarme demasiado, que aun quedan muchos kilómetros por delante.

Paso Yaiza y el cielo me brinda un recuerdo de mi tierra, ¡empieza a llover! ¿Tendrá miedo de que me quede aquí? Un ligero chaparrón y todo vuelve a la normalidad. Me adentro en El Golfo, una de las zonas más bonitas de Lanzarote, donde las rocas petrificadas de lava se encuentran con el mar. Ahora tengo compañía ¡Si es él, del que tanto me habían hablado, el Señor Eolo! Y partir de aquí y prácticamente durante todo el recorrido hasta llegar al Mirador del Río, me hará compañía tratando de ralentizar mi ritmo. ¡Forma parte del juego!

Comienzo a subir la interminable recta, de unos 5kms, hacia las montañas del fuego, Timanfaya. “Esto me lo conozco, ayer estuve entrenando por aquí y no fue tan duro. Además, si todo le ha ido según lo previsto a mi “family” y demás afición, deberían estar aquí arriba”. ¡Y así es! a lo lejos veo una ikurrina y comienzo a oír mi nombre. Del subidón que me da, paso a un grupo de unos seis triatletas que me acababa de pasar. Saludo a la afición y ya estoy arriba, ahora toca comer algo y a darle caña, que hasta La Santa es “to pabajo”.

Subida al Timanfaya

“Llevo muy buen ritmo, mejor de lo previsto, aunque algo no me cuadra. Llevo una media de unos de 34km/h, si sigo así termino la bici en 5h 30´”.

Dejo atrás La Santa (La Meca de los triatletas), y me dirijo hacia la zona de Famara. “Aquí si que me toca sufrir”, unos cuantos kilómetros con Eolo empujando de lado y por si fuera poco, ahora se pone a jugar con la arena de una playa cercana. Me lanza unas ráfagas de arena, nada que no se pueda combatir con un buen trago de agua. “¡Otra vez más le he vencido!”

Estoy llegando al cruce que sube hacia Teguise y menuda sorpresa, a lo lejos veo la furgoneta roja. “Aquí esta mi afición, ¡hay que darle caña!”. Un saludo muy rápido y giro hacia Teguise.

“!Uff, que bajón! Otra vez viento en contra y esta vez subiendo. Paso la zona de Los Valles, aquí comienza la parte más dura del circuito en bici.

Mirador de Haria, con sus ventiladores gigante que Eolo no deja de girar. “Tiene mas pendiente de lo que esperaba, ¿esto no termina o que?”. Una vez arriba, cojo mi avituallamiento personal y mientras bajo tranquilamente trato de comer todo lo que puedo: medio sándwich, un puñado de pasas otro de avellanas y de postre un plátano... “!que bien entra algo saldo!”.

Y por fin la ultima subida, el Mirador del Rió. Estoy un poco roto, por lo que trato de hacer la subida lo mas amena posible, disfrutando de las impresionantes vista.

Subida Mirador del Río

“!Ya esta! Ahora es todo cuesta abajo”. Recuerdo los consejos de un compi Ironmanero que me insistía: “tómatelo con calma hasta el Mirador del Rió y si a partir de ahí, aun te quedan fuerzas, es el momento de darle caña, que solo te quedan 60kms y es prácticamente cuesta abajo”.

Enseguida llego a Taiche, “!que gozada rodar a esta velocidad!”. Ultimo tramo. Y aquí me doy cuenta donde esta la media hora que me faltaba. Paso el kilómetro 175. Me dispongo a hacer los 5 últimos kilómetros mas largos de mi vida, los kilómetros están mal marcados y aun me quedan 15 kms. Al final termino la bici según lo previsto, 180 kms en 6 horas clavadas. “!No está nada mal Antxon, ahora solo te queda un maratón!”

Justo antes de entrar en boxes vuelvo a oír los ánimos de mi afición, ¡ahí están! Esta vez les brindo una sonrisa, suficiente para que se den cuenta que todo me va bien.

Paso los boxes bastante rápido. Me cambio totalmente de ropa, me dan un “poquito” de crema solar ¡y a correr!

Comienzo el maratón, tan solo son 4 vueltas por el paseo marítimo de Puerto del Carmen, con un sol de justicia y con la misma compañía que en la bici, el señor Eolo, pero esta vez se agradece su presencia.

Pasan las vueltas y me encuentro muy bien. Llego al medio maratón, ya tendo dos pulseras, solo me quedan dos vueltas. “!Antxon ya lo tienes, ya nada te puede impedir ser finisher!”. Pero ya han pasado mas de 9 horas desde que me he zambullido en el agua y el cuerpo se empieza a resentir. La tercera vuelta se me resiste bastante, menos mal que en cada vuelta hay una voz que destaca de los ánimos de mi afición que me grita desesperada: ¡Regula Antxon, regulaaaaaaaaa…!

Cuarta y ultima vuelta. Calculo que me queda algo menos de una hora de carrera. De repente, me salen fuerzas de no se donde y empiezo de nuevo a coger ritmo. “!es la ultima vuelta Antxon, lo has conseguido!”. Solo pienso en la recta final y las piernas me van solas. La gente se vuelca por animarme al verme con las tres pulseras de colores, ellos son los que me llevan hasta la última recta. “!Ahí esta el arco de llegada, ahora solo me tengo que dejar llevar y disfrutar! Nueve meses de intenso trabajo soñando con este momento y !aqui esta!¡Que sensación, esto es único! Un largo pasillo de gente me marca el camino hacia la meta! El reloj marca 10h 50´, alzo los brazos y cierro los ojos…

Gracias a todos por vuestros ánimos y vuestro apoyo, ¡YA SOY FINISHER!


Aqui os dejo un pequeño video, resumen de todo lo que dio de si este pequeño gran dia.



P.D: Gracias Eider, por tu regalito y tu paciencia.